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Cuándo optar por una rinoplastia

Es habitual que, antes de someternos a cualquier operación estética que implique cierto riesgo –por pequeño que sea– y que condicione nuestro aspecto, nos surjan dudas y nos planteemos muchas preguntas. En este artículo te explicamos los aspectos clave de una de las intervenciones más demandadas y cuyos resultados, por afectar a una de las partes del cuerpo más visibles, más evidentes resultan: la rinoplastia, o cirugía nasal.

¿Es la rinoplastia mi mejor opción?

Quizás consideres que tu nariz es muy grande, o sufres desviaciones del tabique nasal que dan a tu rostro una expresión que no te define, con la que no te sientes a gusto. Si ello interfiere emocionalmente en tu día a día, te quita el sueño y llega a generarte ansiedad, inseguridad o vergüenza, es muy probable que una de las mejores soluciones para tu problema –siempre consensuado con tu médico– sea someterte a una rinoplastia.

No obstante, está claro que hay casos en los que operarse la nariz no es únicamente una opción, sino una necesidad para ganar calidad de vida, especialmente cuando hay una patología que pone en jaque la salud. Puede ser el caso de sufrir apnea o dificultades respiratorias. Aquí, la rinoplastia puede ser el único recurso para acabar con el problema. Tu médico evaluará tu caso concreto, planteará las diferentes opciones, si las hay, y te explicará qué tratamiento es el más adecuado.

Si la solución implica operarte la nariz, debes tener en cuenta lo siguiente:

  • La rinoplastia es un tipo de cirugía en la que se modifica parte de la nariz o el propio tabique nasal, según las necesidades.
  • Normalmente, este tipo de cirugía dura unas dos horas, aunque puede variar según la complejidad de cada intervención. Requiere ingreso hospitalario y se lleva a cabo en un quirófano, bajo anestesia.
  • Suelen optar por una rinoplastia las personas que necesitan reconstruir una nariz dañada por una patología o accidente, las que sufren apnea o problemas respiratorios o las que no están conformes con su apariencia (tabique nasal desviado, forma aguileña, nariz muy grande o con protuberancias…).
  • Es importante conocer todas las ventajas, así como los inconvenientes, si existieran, de someterse a una rinoplastia. El médico será quien explique con detalle todo el proceso, así como los riesgos asociados y los resultados esperables.
  • Es esencial determinar con el especialista el mejor momento para someterse a esta cirugía plástica.
  • Esta intervención puede tener, básicamente, tres funciones: estética, funcional y reconstructiva. Sea cual sea tu motivación, puede ser que en una misma operación consigas distintas mejoras, estéticas y funcionales, por ejemplo.

¿A partir de qué edad operarse?

Se recomienda que este tipo de operaciones se lleven a cabo en pacientes adultos, cuando todas las estructuras óseas ya se han desarrollado por completo. De todas maneras, los adolescentes también pueden someterse a esta intervención, siempre que el caso sea analizado por un profesional (que acredite la necesidad real de realizarla) y el paciente sea consciente de todo lo que implican el proceso previo, el operatorio y el posoperatorio, así como los resultados. Es importante entender que una pequeña modificación del tabique puede comportar un cambio total en el rostro, por ejemplo.

Por lo general, está desaconsejado que los menores de 18 años se operen la nariz por motivos estéticos, precisamente por esa inmadurez ósea mencionada y por la posibilidad de estar tomando una decisión de forma precipitada, de la que a lo mejor se pueden arrepentir en el futuro. Además, se estima que la nariz puede cambiar mucho desde los 15 años hasta los 21, sobre todo en narices aguileñas o con una punta caída. Eso sí, si la rinoplastia se lleva a cabo para hacer una reconstrucción, no existe edad mínima.

Tras la operación

Esta cirugía plástica altera el tejido de la nariz, por lo que es normal que la zona se inflame. De hecho, esta inflamación significa que el cuerpo se está restaurando después de la operación. En una o dos semanas, se nota la desinflamación, pero quedarán meses por delante para que desaparezca por completo. Por eso, hasta pasados seis meses, incluso un año, no se verá al 100% el resultado de la rinoplastia.

Tras la intervención, a los dos días, se puede retomar el ritmo de vida habitual, aunque se deberá evitar el ejercicio físico intenso durante unas tres semanas. Los primeros días, se suele aconsejar dormir con la cabeza elevada para que la inflamación sea menor.

Otra de las precauciones a tener en cuenta después de someterse a una rinoplastia tiene que ver con la exposición al sol. Hasta que no desaparezcan los hematomas iniciales, no es aconsejable broncearse. Por ello, cada vez que se salga al exterior, habrá que aplicar una crema con filtro solar.

Durante el posoperatorio, hay que tener en mente una serie de cuidados. Es posible que el médico aconseje el uso de una férula durante 15 días, que se irá ajustando en cada revisión realizada durante este tiempo. Excepcionalmente, puede ser necesario colocar tapones en los orificios nasales para evitar el sangrado. En general, la rinoplastia no es una cirugía excesivamente dolorosa; no obstante, puede que el médico prescriba el uso de analgésicos para aliviar las molestias asociadas. La rinoplastia es una cirugía estética que requiere un elevado grado de personalización. Si optas por este tipo de solución, recuerda que es indispensable recurrir a centros y especialistas acreditados. 

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